Por: Fritz Suárez Silva
Asistimos cada día a la destrucción de nuestro planeta tierra y casi nos levantamos cada amanecer pensando en cómo pasar el día, sencillamente porque de maneras diferentes el clima es noticia que debemos seguir más cada día.
Sin embargo, gobiernos y especialistas de organizaciones ambientalistas poco se dan cuentas de que los guardias norteamericanos con los mayores responsables de la contaminación de la Tierra y por consiguiente muy poco se publican al respecto.
De tal manera, diferentes estudios mundiales aseguran que el llamado Departamento de Defensa de los Estados Unidos es el mayor contaminador de nuestro planeta por el uso indiscriminado de combustibles fósiles, la gran producción de gases de efecto invernadero y una gigantesca emisión de contaminantes radiativos y químicos para el aire, el agua y los suelos.
Dicen y no son mentiras mías, que las extensas operaciones militares globales de Estados Unidos en guerras, intervenciones y operaciones secretas, más de MIL bases en todo el mundo y seis mil instalaciones dentro del país, están exentas de limitaciones para el vertido de gases de efecto invernadero.
Algunos medios periodísticos destacan que investigadores políticos escriben que de cualquier forma en que se mida el Pentágono es el más grande consumidor de productos petroleros y de energía en general, pero sale totalmente exonerado en todos los acuerdos internacionales sobre el clima.
Mientras los informes oficiales de la Casa Blanca reportan el uso militar de 320 mil barriles diarios de petróleo la cifra no incluye el combustible consumido por los contratistas o instalaciones arrendadas o privadas y en la producción de armas.
El aparato militar de Estados Unidos es el principal generador de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que la mayoría de los científicos consideran responsable de provocar del cambio climático.
De acuerdo con un libro titulado: La zona verde: costos medioambientales del militarismo, la más grande agresión contra el medioambiente, contra todos nosotros alrededor del mundo, proviene de una sola agencia: las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
A través de una larga historia de preparativos militares, acciones y guerras, el militarismo de Imperio no ha sido señalado como responsable de los efectos de sus actividades sobre el medioambiente, las personas o los animales.
Durante las negociaciones de los Acuerdos de Kyoto, en diciembre de 1997, los norteamericanos exigieron como condición su firma estar libres de límites o reducciones para todas sus operaciones militares por todo el mundo, incluyendo acciones con participación de la ONU o de la OTAN.
Sin embargo, así y todo, después de lograr esa concesión la administración Bush rechazó firmar los acuerdos y el Congreso aprobó una disposición para garantizar que sus guardias no estarían limitados por reducciones o limitaciones para el uso de la fuerza, aunque contaminaran al mundo entero.
De tal manera, el Departamento de Defensa es el contaminador más grande del mundo, produciendo desechos más peligrosos que las cinco compañías químicas más grandes juntas, de todos los Estados Unidos… Y Así las Cosas.
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